—No, esto es solo una ilusión —dijo Draven—. Un dolor inmenso le dijo lo contrario.
Esa persona apuñaló su pecho, el lugar sobre su corazón donde una vez fue apuñalado en su olvidado pasado.
¿Fue incapaz de esquivar debido a esa cara? Ya que había estado concentrado en eliminar la toxina de la Flor de la Niebla de Cristal, sus otros sentidos se habían embotado.
Sin embargo, el dolor agudizó sus sentidos una vez más, y el efecto de la Flor de la Niebla de Cristal se dispersó.
Draven miró al dueño de esa mano, y aun con la visión borrosa, pudo identificar que la persona era una mujer. La mano que sostenía la daga la soltó y la persona retrocedió, con su pierna de madera falsa dando el primer paso hacia atrás.
—¿Thala Grimsbane? —Draven no podía creer lo que veían sus propios ojos.
¿La Bruja de la Destrucción, la heroína de guerra de las Brujas Blancas? ¿Por qué lo atacaría ella?