No estaba segura de que la magia hubiera funcionado, pero decidió esperar un rato para ver si Morpheus aparecería tras oír el silbato.
Varios minutos pasaron sin ninguna señal de su llegada. Eso la hizo cuestionarse si el silbato funcionaba o si Morpheus no podía venir porque estaba ocupado con otras cosas.
—Él dijo que vendría en cualquier momento siempre que lo llame. ¿Tal vez está ocupado? —decidió esperar un poco más. Después de un tiempo, jugueteó con el silbato en forma de pájaro. —¿Y si no lo hice bien? Debería intentar soplar más fuerte.
Estaba a punto de volver a llevarse el silbato a los labios
—¡No lo soples de nuevo o dañarás mis tímpanos! —escuchó la voz profunda y familiar, y aun antes de ver al hombre, sintió el viento girando alrededor del balcón debido a ese par de majestuosas alas grises.
Se giró para ver dónde había aterrizado Morpheus. Sonrió brillantemente, encontrando graciosa su expresión de impotencia. —Ah, así que realmente funcionó.