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Después de que Morfo se fue, Draven fue a su cámara para retirarse por la noche.
Ya que había dado permiso a Erlos para quedarse en Ronan, Draven estaba sin asistente; tenía que cuidar de sus necesidades por sí mismo. Esta vez, cuando se quitó su ropa manchada de sangre, no la esparció por el suelo como de costumbre, y cuando fue a la cámara lateral para bañarse, usó sus poderes para calentar el agua fresca. Se podría ver que sus movimientos eran hábiles aunque sin prisa, señal de que no era la primera vez que se atendía a sí mismo.
Mientras se sumergía en la piscina de agua, los pensamientos de Draven vagaban. Sus brazos estaban extendidos a sus lados, su cabeza ligeramente inclinada hacia atrás, y no pudo evitar cerrar los ojos.
El día de luto…