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Draven regresó a su palacio al caer la noche, tras pasar todo un día buscando pistas sobre el paradero actual de Evanthe. En el momento en que apareció dentro de su estudio, encontró a Erlos esperándole pacientemente.
—¡Buenas noches, Señor! —se inclinó el elfo—. Bienvenido de vuelta. ¿Ha comido ya o desea tomar su cena?
—¿Cuándo regresaste? —preguntó Draven mientras se sentaba en su silla.
—Regresamos por la tarde —respondió Erlos.
—¿Disfrutó de la visita a las brujas? —preguntó él, recostándose en su silla.
—¡Sí, Señor! Ember— ¡tose! —quiero decir, la Señorita Ember disfrutó de su salida y recibió muchos regalos de las brujas. Fueron especialmente amigables y acogedoras con ella, ¡y la Señorita incluso se mostró tímida! La Dama Cornelia cuidó muy bien de ella y ¿sabía que la primera hora que llegamos?
Draven lo interrumpió antes de que el elfo pudiera darle una relato detallado paso a paso de todo su viaje. —El descanso lo escucharé de ella.