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Algún momento en medio de la noche, Ember, cuya consciencia continuaba parpadeando entre la inquietud y el sueño, aparentemente se encontró en medio del bosque, el reconfortante aroma de la madera y la rica fragancia masculina de la tierra provocando que sus labios se curvaran en una sonrisa. Mientras se sentía deslizarse hacia un sueño más profundo, rindiéndose al encanto de un sueño dulce, un par de brazos fuertes, tanto familiares como cálidos, se envolvieron alrededor de su cuerpo...
Aún estaba oscuro afuera cuando despertó. Aún medio dormida, su brazo se extendió a ciegas y sintió el calor que todavía perduraba en el espacio junto a su lado disipándose. Esto hizo que se despertara sobresaltada, pero cuando revisó su cama, no había nadie a su lado.