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Mientras las tres mujeres estaban cubiertas de un pesado silencio, Reya soltó un exagerado —oh —mientras intentaba cambiar el ambiente—. Por cierto, escuché que anoche hubo una disputa en las fronteras del territorio humano. Unas pocas aldeas fueron atacadas por el Clan de los Elfos Salvajes con el apoyo de los artefactos creados por los Elfos del Valle, y aparte de las bajas humanas, muchas casas fueron quemadas.
Ember sintió un escalofrío en todo su cuerpo. —¿Qué? ¿Acaso esos humanos no son también residentes de Agartha? ¿No se supone que todos vivan en armonía ahora? —preguntó Ember.
—Parece ser así en la superficie, Señorita, pero al final, independientemente de la raza, la gente sigue siendo gente. La gente tiene emociones. No todo el mundo quiere seguir adelante, no todos desean olvidar el pasado, y especialmente aquellos que han perdido a todos sus seres queridos, nunca podrían perdonar cómo los humanos mataron a tantos de nuestro pueblo por medios malvados.