Ember no podía negar la afirmación de Draven ya que esas extrañas cosas que sentía su cuerpo se volvieron más manejables en el instante en que el calor de su cuerpo la abrazó. Aunque había un deseo, era más sutil ahora. Ya no sentía el mismo impulso dolorosamente insoportable debido al efecto de la luna llena, y su cuerpo se sentía algo satisfecho, reemplazando el doloroso deseo con la mera necesidad de estar cerca de su compañero. Su aroma calmaba sus sentidos y sentía que estaría bien acurrucarse de nuevo en ese abrazo reconfortante.
Quería cerrar los ojos y dormir como él decía, pero no podía hacerlo. En este momento, todos sus sentidos estaban agudizados. Podía sentir el aliento caliente y mentolado en la nuca que mostraba que él no estaba tan tranquilo como aparentaban sus palabras.