Como ella y su compañero estaban estancados en lo que ella quería esa noche —el problema más importante— entonces hablar de otras cosas estaba fuera de discusión. Además, dada la personalidad de Draven, estaba segura de que él no la llevaría a mezclarse con una multitud. No es que quisiera que la sacara, pero de hecho había crecido curiosa por ver cómo es un festival.
Clio y Reya se miraron la una a la otra y luego hacia su maestra que estaba perdida en sus pensamientos. En sus ojos, veían su comportamiento como uno hecho por la decepción.
—Señorita, está bien. No todas las parejas de compañeros salen a jugar a la ciudad —consoló Reya.
Clio le ofreció una mirada de desaprobación, reprendiendo a su prima por decir tonterías, y luego miró a Ember. —Señorita, tal vez Su Majestad planeó darle una sorpresa y por eso no le ha informado sobre ello.
Reya intervino:
—Sí, Señorita. Tal vez Su Majestad ya había preparado un regalo para usted.