Los dedos de Ember se crispaban nerviosamente en su falda mientras su convicción vacilaba. Antes de que él llegara, ella estaba pensando en contarle lo que sucedió entre ella y Morfeo, pero su aparición repentina la hizo cuestionarse si sería bueno para su floreciente relación o no.
—Ah, sí... Quiero decir algo... —Intentó mantenerse tranquila, queriendo hablar claramente de la situación con él aunque estaba temblando de miedo. No obtener respuesta de él la asustó, pero...
La cara de Draven se volvió fría como el hielo mientras observaba las distintas emociones en conflicto aparecer en su rostro. Viéndola como si hubiera cometido un pecado, su imaginación se desbocó, adivinando lo que ella había hecho.
—Dime —ella escuchó decir a Draven, sus ojos gélidos y fríos mientras su voz no contenía ni una pizca de emoción.
Sintiendo el temor subir por su columna, Ember cerró los ojos y se obligó a confesar.
—¡Beso! ¡N-n-nos besamos! No sé cómo sucedió