Para el mediodía, Yula llegó al estudio del Rey para informarle sobre su compañera.
—¿Así que todavía no ha salido de la cama? —preguntó el Rey.
—Sí, Su Majestad. Personalmente la revisé dos veces pero no responde a nadie, ni siquiera a sus sirvientes, e incluso rechaza cualquier comida o bebida. No está durmiendo, solo está acostada en la cama.
Draven simplemente asintió para mostrar que entendía y permitió que Yula se retirara.
—¿En lugar de trabajar en la tarea que le di, está perdiendo el tiempo así? —no pudo evitar pellizcarse el puente de la nariz—. Quedan siete días hasta la luna llena y si para entonces aún no es capaz de entender la intimidad... ¿Fue demasiado pronto para ella? ¿Estuvo mal dejarle entender lo que está destinado a suceder? Es estúpido no aceptar cosas que no podían cambiarse. Solo la ayudé a saber con lo que se enfrentaría pronto...