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Draven estaba teniendo una batalla interna donde una parte de él quería acercarse a ella mientras que la otra le decía que continuara resistiendo.
La ignorante chica humana no tenía idea de las luchas del hombre dentro del estudio. Con su atención en la tetera sobre la bandeja, entró con pasos lentos y constantes, haciendo todo lo posible por mantener su equilibrio mientras llevaba esa pesada bandeja de madera, sin querer derramar el té frente a su compañero. Había sido demasiado torpe frente al Rey, y esta vez, no deseaba hacer el ridículo.
Aunque su mirada fría y sin emoción la ponía nerviosa, continuó caminando, preguntándose en su mente: «¿Por qué me está mirando sin decir una palabra? ¡Oh, espera! Olvidé que era de buena educación llamar primero. Y...y...». Luchaba por recordar qué más hacían los sirvientes y otras personas frente a Draven. «¿Lo he ofendido al venir a su estudio sin avisar?»