Draven no hizo esperar a su pequeña compañera. Acercó su rostro al de ella, y su mano enguantada inclinó su rostro hacia arriba hasta que sus ojos se encontraron. Sin previo aviso, su mano libre se movió a la parte baja de su espalda, y su delgado cuerpo fue presionado contra el suyo, alto y más fuerte, eliminando efectivamente el pequeño espacio entre ellos.
Sus delgados y cálidos labios rozaron los de ella, haciéndola jadear. Ella ya no podía esperar y plantó torpemente sus labios sobre los de él. Draven sonrió con suficiencia ante su débil intento de besarlo donde ella sabía lo que quería, pero no sabía cómo conseguirlo.
Se apartó un poco para mirar esos encantadores ojos verdes esmeralda de ella y susurró contra sus labios —Impaciente... ¿no es así?