```
Erlos llegó a Ronan en poco tiempo y fue directamente a la casa de Leeora, donde encontró a la anciana elfa ocupada segregando un lote de hierbas secas en diferentes cestas y contenedores de madera. Eran ingredientes recién provistos por un comerciante de otra ciudad para su elaboración de elixires.
Leeora miró al joven elfo que entró en su casa luciendo como si alguien le hubiera robado el futuro.
—¿Qué te ha pasado para que estés tan alterado? —Leeora preguntó mientras seguía trabajando.
—¿Qué más podría pasar cuando estoy bendecido por tener un maestro tan maravillosamente justo y equitativo? —Erlos dijo con una sonrisa tristemente patética.
—Ajá, ¿qué ha pasado? —ella preguntó.