Los feroces ojos de Rafael se clavaron en la bruja. Por alguna razón sentía que ella no mentía y lo que quería decir era…
Por alguna razón su rostro se congeló en shock conforme el pensamiento cruzaba su mente.
Una sonrisa malévola se formó en el rostro de la bruja cuando notó el cambio en sus expresiones. Inclinó su cabeza y devolvió la mirada a Hazel con una mirada maliciosa.
—¿Cómo pudiste esconderte mientras todos estamos luchando tan duro? ¿Tienes idea de cuán enfurecida estaría la señora? —sorprendida por sus extrañas palabras, Hazel frunció el ceño.
El dolor en su cuerpo aún la hacía sentir náuseas, pero aun así la bruja la regañaba como si fuera su subordinada que la había abandonado.
Confundida, Hazel se volteó para mirar a Rafael, cuyos ojos se estrechaban ante la bruja. Al ver sus expresiones, debía estar teniendo el mismo pensamiento que ella.
