Cuando Li Xue notó que su pequeña no estaba a su lado, sus cejas se fruncieron. No había ansiedad en su expresión, pues ya estaban en casa y sabía que con su Ángel Papá a la vista no había forma de que la pequeña se fuera a otro lado.
Con una mirada de consulta a Feng Shufen a su lado, sus ojos recorrieron el jardín en busca de su hija mientras llamaba, —¿Dónde está WeiWei? ¡WeiWei!
—¡Aquí estoy, Mamá! Estoy buscando algo pero no puedo encontrarlo. —En respuesta al llamado de su madre, de repente la voz surgió desde la distancia mientras una pequeña cabeza aparecía al lado del coche—. ¡Mamá, aquí estoy! WeiWei no pensaba desaparecer y hacer que Mamá se preocupara, solo estaba intentando encontrar algo en este coche nuevo.
