—Ah Li Wei, es mi hija —respondió Li Xue, haciendo que los ojos de Qi Shuai se abrieran como platos. Sus ojos se dirigieron instantáneamente hacia el hombre que estaba sentado junto a la mujer, de lo más tranquilo, mirando su laptop.
¡Hija! ¡Ya tienen una hija! ¿Cómo es posible que él aún no esté al tanto de esto?
Al mirarlo, Li Xue estaba a punto de preguntarle si había algún problema, pero antes de que pudiera, un grito estruendoso estalló dentro del auto que casi le dio un ataque al corazón al conductor y la mujer se tapó los oídos horrorizada.