—Pronto me uniré a la junta. Pórtate bien y no hagas travesuras en mi ausencia. Y presta atención a tus comidas. —Li Xue leyó el mensaje que llegó a su teléfono, rodando los ojos mientras inflaba las mejillas de manera infantil—. ¿Acaso soy una niña traviesa? ¿Y quién es él? ¿Mi madre, para establecer tales reglas para mí? —Se desahogó internamente mientras escribía la respuesta a su mensaje antes de tocar a la puerta y entrar a la oficina de Lin Xinyi en la empresa.
—Buenas tardes, Hermana Xinyi. ¿Puedo pasar? —preguntó con una sonrisa, manteniendo la puerta abierta para mostrar su llegada.