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Aunque Li Xue nunca mostró ninguna expresión de estrés en su rostro durante las últimas semanas, realmente estaba manejando todo bien por dentro. Esa es la razón por la cual no tardó mucho en sumirse en un buen sueño de tarde en el momento en que se acostó en la cama, haciendo que sus expresiones se suavizaran al siguiente momento.
Fue solo cuando Li Xue sintió sus suaves mechones de pelo siendo cepillados una y otra vez sobre la región de su cuello, que se dio cuenta de que era hora de despertar y que también había alguien a su lado.
Una ligera curva apareció en sus labios mientras daba una sonrisa satisfecha antes de preguntar en un tono extremadamente tierno —¿A mi pequeña princesa le gusta jugar tanto con el cabello de su mamá?
