—Aquí, Xiao Xue —dijo Qi Shuai, antes de pasar el teléfono a Li Xue en el asiento trasero—. El teléfono no está completamente cargado, pero será suficiente para hacer algunas llamadas.
Li Xue asintió con gratitud, antes de tomar su teléfono y ajustar algunas configuraciones. —No haré muchas llamadas. Solo necesito hacer una llamada y con eso bastará, Directora Qi —dijo ella, y Qi Shuai asintió. Sus expresiones aún mostraban indicios de confusión.
—Xiao Xue, ¿realmente la vas a llamar para preguntarle cómo está? ¿Realmente te preocupa? —Li Xue terminó de ajustar el teléfono, luego levantó la cabeza para sonreír.
Al ver esa sonrisa, Qi Shuai se tensó de inmediato. Esas expresiones no eran nuevas para él. Ya las había visto antes en la pequeña diabla y, dada la experiencia que tenía de ahí, estaba seguro de que esto no podría ser más sencillo.
