Li Xue pronto llegó al familiar Maybach negro. Al abrir la puerta, estaba a punto de entrar al coche pero antes de que pudiera hacer su movimiento hacia adentro, una bola de energía peluda la abrazó con todo su amor.
—Mamá, ¡felicitaciones! ¡Te extrañé!
Ante tan dulce deseo, Li Xue no pudo evitar que su corazón se llenara de felicidad. Solo unas pocas palabras dulces de ella y ya se sentía como si hubiera dejado ir el estrés y las cargas que había estado sosteniendo todo este tiempo.
Sonriendo a su propio tipo de cielo exclusivo, dijo antes de dar un ligero piquito en las mejillas de la niña —¡Gracias, cariño! Pero ¿realmente extrañaste a Mamá? Pensé que extrañabas más a tu Ángel Papá que a mí.
Pequeña Li Wei también se quedó atónita ante la repentina crisis. Miró a su madre por un momento, inclinando la cabeza hacia ambos lados pensativa. Sus labios estaban unidos dejando saber a todos lo seria que se estaba poniendo con el dulce ataque de palabras de su Mamá.
