La mañana siguiente, en la Mansión Principal Feng.
—Pide al conductor que prepare el coche. Ya es hora de que me vaya —dijo Feng Yu Hao al mayordomo mientras leía tranquilamente el periódico. Sus expresiones, llenas de orgullo, al ver los titulares sobre el ascenso de Internacionales Feng en la primera página del periódico.
Esto no era nuevo para él, la mayoría de las veces leía artículos como este en los periódicos y revistas. Pero cada vez que leía cosas así, no podía evitar sentir un estallido de orgullo en su corazón.
—Sí, Maestro. Iré a pedirle al conductor que prepare el coche —hizo una reverencia el mayordomo educadamente y se dirigió a hacer los arreglos necesarios según las órdenes.
—Cariño, ¿vas a algún lado? —de pronto una suave voz llegó desde la escalera seguida de la mujer después. Zhen Qinrou bajaba por las escaleras, con todas sus suaves facciones definiendo su rostro y una sonrisa fijada en su expresión.