En los cuartos de estudio de la mansión gubernamental, Florida.
Gao Fan golpeó la puerta antes de abrirla para entrar. Como siempre, Feng Shufen estaba ocupado en su escritorio. —Presidente Feng, el médico ha examinado las heridas de la Señora. Dijo que la herida se recuperará con el tiempo. Ha recetado una pomada para curar los otros moretones pero... —Gao Fan informó, haciendo una pausa en medio de sus palabras. Su expresión, toda seria y estricta.
—¿Pero? —preguntó Feng Shufen, alzando la vista hacia su secretario.
—Pero la Señora ha rechazado cualquier tratamiento. Ni siquiera dejó que la enfermera aplicara la pomada y tampoco ha tomado los medicamentos después del almuerzo —completó el secretario las palabras que había dejado incompletas. No estaba seguro de qué estaba mal en el argumento romántico que había presenciado por última vez en el coche.