—¿Qué demonios hizo este chico allí? —preguntó con un tono de advertencia que calaba hasta los huesos y Chen Yujian, al otro lado de la llamada, claramente podía sentirlo. Su columna se endureció cuando sintió un escalofrío de miedo recorrerla.
—Yo... no hice nada grave. Solo estaba muy, muy preocupado por ti, por eso fui a la policía a pedir ayuda y cuando dijeron que no podían ayudar más, intenté presionarlos usando los m-medios. Pero... —dijo con un tono titubeante, pero antes de que pudiera terminar, la mujer al otro lado envió una aguda reprimenda.
—¿Involucraste a los medios? ¿Estás loco? —exclamó Li Xue de repente—. Deja que vaya y te enseñaré cómo usarlos para tu propio funeral. Tú...
—Oye, Xiao Xue, toma un respiro de relajación. Ningún medio fue involucrado. Lo atrapé justo a tiempo —En ese momento, otra voz alegre y despreocupada intervino, haciendo que Li Xue se diera cuenta de que el chico no estaba solo creando problemas sino que estaba bajo el cuidado de Qi Shuai.