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—Presidente Feng, es usted cordialmente bienvenido a nuestro país. Nosotros... —El ministro avanzó para saludar cuando vio al hombre bajando del avión con la dama en brazos. Pero tanto sus palabras como sus pasos se detuvieron cuando vio la expresión fría e indiferente en su rostro.
Aunque parecía despiadado en su postura y expresiones, la manera en la que llevaba a la mujer era tierna y cuidadosa. Igual como si sostuviera una muñeca de porcelana exquisita en sus manos, a la que temía romper con solo un atisbo de brusquedad.
¿Era este el mismo Feng Shufen del que el mundo tiene una definición diferente de corazón distante? ¿O quizás todo hombre se debilita cuando se trata de su dama? ¿O por qué otra razón una persona tan distante sería tan fría con el mundo pero a la vez tan suave y cuidadosa con la mujer en sus brazos?