De vuelta en el país, Chiboa, Chen Yujian caminaba de un lado a otro en su casa. Sus cejas estaban fruncidas, mostrando claramente las líneas de preocupación en su frente. —No, no, esto no puede pasar. Tenemos que encontrarla pronto. Aunque sea dura, sigue siendo una mujer y ha desaparecido. Será mejor si la buscamos lo antes posible —repetía las palabras una y otra vez mientras continuaba sus movimientos en la habitación.
Viéndolo así, su asistente, que había estado allí parado todo el tiempo, no pudo evitar suspirar. Habían pasado horas y aún así, este hombre no aceptaba la realidad. Ahora, ¿cómo debía explicarle para hacerle entender?