—¿Por qué, si me estabilizo en un lugar, aceptarías casarte conmigo? —dijo de repente el hombre con una risita y en lugar de ponerse toda alterada o roja por sus palabras, Li Xue simplemente rodó los ojos, como si ya estuviera muy acostumbrada a todas esas palabras de él.
—¡Jing Wei Jin! —Ella dijo con una exasperación contenida—. ¿Es que estás en tan malos días que estás tomando clases para ser cursi con las mujeres? Si es así, entonces, créeme, necesitas agradecerle a tu maestro porque te está enseñando muy bien.
—Mhm – ¡Hmm! Alguien se está volviendo cada vez mejor en rechazar los corazones de los hombres. Suspiro, ¡qué lástima! Mi corazón ya se ha endurecido tanto con tus rechazos de todos estos años que ahora ya no le afecta —Jing Wei Jin dijo desde el otro lado.