En otro rincón de la ciudad,
—Wenting, ¿estás seguro de que quieres hacer esto? Sé que aunque pretendas ser duro e indiferente con Li Xue, aún no lo sientes en tu corazón —dijo Sying mientras rodeaba el cuello del hombre por detrás, dándole un beso ligero en la oreja.
Zheng Wenting no dijo nada. Y por un momento pareció que ni siquiera le importaba su presencia. Pero cuando sintió la suave respiración de Sying cerca de sus oídos, no pudo ignorarla por más tiempo.
—Me conoces demasiado bien, Sying —dijo él, mientras sus manos tiraban suavemente de ella hacia él. Luego, indicándole con los ojos, le pidió que tomara asiento junto a él—. Aún no puedo ser duro con Li Xue. Aún no puedo planear nada malo para ella. Pero ella me está obligando a hacerlo.
Wen Sying no entendió del todo sus palabras, tampoco tenía interés en entenderlas. Para ella, lo único que importaba era que Li Xue nunca tendría un regreso exitoso en la industria, incluso si ella trajera lo mejor de sí misma.