—La Reina Real observó a Li Xue durante un tiempo. Cuanto más la miraba, más impresionada se sentía. De repente, tuvo el deseo de conocerla mejor, pero ni la situación se lo permitía ni la condición de su marido podía esperar.
—Suspiró mientras miraba al guardaespalda que pudo haber arruinado la situación para ellos, luego volviendo su vista hacia Li Xue, dijo con algo de culpa en su voz: "Lo siento, nos disculpamos por no disciplinar a nuestra gente de buena manera. Pero dado que ha llegado a nuestro conocimiento, definitivamente tomaremos las medidas adecuadas. ¡Quédese tranquila!"
—Lo dijo con una sonrisa amable, pero Li Xue podía ver más allá. La dama no parecía tener malas intenciones, pero había algo de ansiedad detrás de ese par de oscuros ojos negros. Y quizás ella sabía cuál era la razón de esa desesperada ansiedad.