—¡La chispa de pasión que podría iluminar el mundo más oscuro para abrir el camino hacia su éxito!
La cita no se equivocaba acerca de ella. Definía la capacidad de la mujer a la perfección. Pero en este momento eso no era algo que Zheng Wenting quisiera.
Nunca le había gustado el fuerte carácter de Li Xue. Siempre había deseado, ¿cómo hubiese sido si ella fuera débil y recatada como las demás mujeres? Aunque su lado salvaje era una tentación a la que cualquiera sucumbiría, siempre había anhelado domesticarla para su propio bien. Pero, ¿alguna vez alguien había sido capaz de domar la tormenta rugiente?
Zheng Wenting estaba furioso. Aunque era incierto, la verdad aún le abofeteaba fuertemente en la cara haciéndole saber que, por más que planificara, todavía había altas posibilidades de fracasar. Porque controlar a Li Xue siempre había sido su peor fuerte.