—¿Estás segura de que no has dicho nada? —preguntó Feng Shufen una última vez, arqueando sus cejas divertidas hacia ella. Y Li Xue asintió de inmediato para confirmarlo, pensando que había escapado victoriosa de la trampa.
—Sí, por supuesto, no he dicho nada. ¡Solo estabas escuchando cosas en tus sueños!
—¡Está bien! Creeré en tus palabras después de confirmarlo con las grabaciones del video.
Los ojos de Li Xue se abrieron de par en par conmocionados al escucharle mencionar unas grabaciones de video. —¿Tenías cámaras CCTV instaladas en tu estudio? ¿Quién hace algo así? ¡Qué poco ético eres!
—¿Ah, sí? ¿De verdad? Pero nunca planeé llegar a ser un ser ético en este planeta cuando todo a mi alrededor sucede de manera no ética —dijo él, curvando sus labios hacia un lado en una sonrisa afilada que simplemente multiplicaba su encanto en cien veces más diabólico.
