—Ya era hora de que Li Xue saliera del trabajo —recordando de repente la llamada con el señor Belcebú de antes, pensó en llamarlo para confirmar los planes. Fue su culpa haber colgado la llamada sin informarle las cosas correctamente.
—Al coger su teléfono estaba a punto de marcar su número cuando escuchó pasos apresurados acercándose por detrás. Al girarse para mirar, era nada más y nada menos que Mia —Mia, baja la velocidad. No corras así, podrías lastimarte —dijo Li Xue con preocupación al ver a la joven chica estabilizándose en sus pasos.