En Internacionales Feng,
Feng Shufen estaba sentado con majestuosidad sobre su lujosa y enorme silla de cuero. Sus ojos grises y acerados desafiaban la oscuridad de un Diablo. Su expresión era glacial, la mandíbula apretada y sus delgados labios estaban fruncidos en una línea fina, dejando saber a los ejecutivos que ni el más mínimo error sería tolerado hoy.
Todo el mundo se sorprendió por su repentino cambio de temperamento. Aunque sabían que su Presidente siempre tenía un aura fría a su alrededor, que podía atravesar el alma de cualquiera con facilidad, tampoco dejaron de notar el cambio en los últimos días. ¿Pasó algo para que el diablo volviera a la vida?