Li Xue hace tiempo que aprendió cómo comportarse en sociedad. Sabía bien cuándo doblegarse con cortesía y cuándo mostrarse inflexible con una actitud correcta. Esto no era algo que se le hubiese enseñado en alguna academia, sino que lo aprendió de sus propias experiencias en su carrera de modelo.
Nunca tuvo un padrino que la ayudara o protegiera. Tampoco le hizo falta porque siempre fue autosuficiente para crear sus propios caminos de oportunidades y salvaguardar su respeto. «Una belleza dura nacida para dominar el éxito» fue el título que se le otorgó. No era solo un título, era su vida.
Incluso después de haber dejado la industria de la moda completamente arruinada por la humillación y la traición, nunca cambió. Su motivación, confianza y esperanza fueron arrebatadas, pero su rectitud y destino seguían intactos. La gente dice que todo puede ser robado, excepto tu destino y tu ser predestinado.