—Sí. Es una pequeña perfumería francesa llamada Sangre Azul —confirmó Jin Liwei.
Iris alternaba su mirada entre él y el acuerdo de negocios de compra que sostenía en sus manos. Los documentos estaban escritos en tres idiomas: chino, francés e inglés. La pila ciertamente era más gruesa que los documentos que recibió para Alturas del Oro el último Christimas.
No sabía exactamente qué sentir en ese momento. ¿Por qué el hombre seguía comprando compañías para ella? A este paso, terminaría poseyendo todas las empresas del mundo si él continuaba comprándolas y regalándoselas en cada ocasión especial.
—Cariño, ¿por qué? —preguntó, sintiéndose exasperada. Al mismo tiempo, también lo encontraba adorable.