Las horas pasaban y aún así Iris continuaba luchando contra el hacker desconocido. Apenas se movía de su posición reclinada en la silla ergonómica. Sus manos y ojos eran las únicas partes de su cuerpo que se movían visiblemente.
Jin Liwei tenía que observar de cerca los movimientos de subida y bajada de su pecho y hombros solo para asegurarse de que todavía respiraba. Era un poco desconcertante verla tan inmóvil... y tan fría e inexpresiva. No se sentía como si fuera humana, sino más bien como un robot.
Le recordó al tiempo cuando ambos apenas se estaban conociendo. Frecuentemente demostraba este tipo de personalidad fría y distante en aquel entonces. Pero aún así, su natural gentileza, inocencia y curiosidad todavía emergían. Había sido testigo de cómo ella se abría gradualmente y se volvía más expresiva a medida que su relación progresaba. Eso le daba una gran sensación de satisfacción, ya que creía que era resultado de que ella se estaba enamorando de él.