Iris se despertó jadeando. Su corazón latía a toda prisa, palpitando tan fuerte y tan alto, como si quisiera saltar fuera de su pecho. Estaba empapada en su propio sudor, pero su cuerpo se sentía helado y temblaba incontrolablemente. Incluso sus dientes castañeteaban.
Miró a su alrededor en la oscuridad familiar de su habitación, tratando de asegurarse de que todo era real, que ya no estaba soñando. Recordando su pesadilla... su aliento se cortó y se estremeció. Se sentía tan real.
Olvidar su propio ser fue la sensación más aterradora que jamás había experimentado en sus dos vidas. Se sentía como si no estuviera viva, como si no existiera, como si no fuera nada… nadie.
Cerró los ojos y tomó respiraciones profundas, concentrándose en el sonido del agua cayendo de la fuente de pared para calmarse lentamente. Pasó mucho tiempo antes de que su corazón se desacelerara y su cuerpo dejara de temblar. Aún sentía frío, pero al menos era más soportable que cuando recién despertó.