Friskilia no quería ocultar la situación de Ainsley y contactó inmediatamente a los otros generales además de los cinco capullos.
—¡Informe! ¡Urgente! ¡La jefa acaba de desmayarse y perdió la conciencia! ¡Emergencia! —Cuando estas palabras entraron en los oídos de los demás, casi les da un infarto.
La primera en reaccionar fue Eliana.
—¡JEFA! —exclamó.
—¡Señorita! ¡Carajo! ¿Dónde estás, Tía Frisky? —preguntó—. ¡Iremos allá! ¡Rápido!
—¿Qué pasa con la cabeza de familia? —preguntaron.
—¿Está el Padrino cerca? ¿No debería ayudarla o algo así? —cuestionaron.
Friskilia solo podía apretar los dientes mientras llevaba a Ainsley lejos del campo de batalla.
—No sé acerca del Padrino. No puedo verlo en absoluto. Pero veo a Martin, el guardaespaldas de la jefa, en la retaguardia. La jefa le dijo que se retirara en ese entonces —explicó.