Ainsley sintió que el Abuelo Yofan y Eliana actuaban de manera extraña. Sin embargo, ya estaba tentada por la comida y no prestó más atención a esos dos comportamientos raros.
—Entiendo, entiendo, así que es una celebración... pero Gwandpa, no puedo quedarme en la mansión. Mañana tengo una cita con—
Ainsley no había terminado sus palabras cuando todas las personas en el salón, desde el Abuelo Yofan, Eliana, los sirvientes e incluso el Padrino, de repente la miraron fijamente.
—¡
La bebé encogió su cuello. Un escalofrío recorrió instantáneamente su espina dorsal.
—¿Qué– qué pasa? ¿Por qué reaccionan así? Eh-¿hola? ¿Qué tiene de malo lo que dije??
Ainsley miró temerosamente la cara demoníaca del Abuelo Yofan y tragó saliva.
—¿Qué es lo que pasa, Gwandpa? Y-yo he oído que el maestro del gremio de alquimistas de Godlif ha vuelto... y que está en la Región Roane... a-así que quiero llamarlo y reunirme con él para discutir sobre la licencia de subasta—