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Ainsley acababa de darse cuenta de que Zev no le hablaba ni nada, aunque fuera tan hablador.
No había forma de que se mantuviera en silencio en medio de todo el caos de antes.
Sin embargo, Zev verdaderamente no dijo nada… ¿o tal vez sí lo hizo, pero ella no pudo oírlo?
—¿Una... ilusión... el intruso nos ha puesto una ilusión? ¿Desde cuándo? —pensó Ainsley.
Ainsley se mordió el labio mientras lentamente expulsaba al Padrino de su cuerpo. Puesto que el intruso se había ido, la ilusión también había desaparecido.
Ya no necesitaba alternar el control de su cuerpo con el Padrino.
—Caímos en su ilusión incluso antes de que este Señor notara su presencia —murmuró el Padrino.
El Padrino se frotaba la sien, aparentemente incrédulo de que un tipo de ilusión pudiera afectar incluso a un espíritu como él.
¡Incluso Cellino estaba afectado!