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Ainsley y los ancianos estaban tratando de ver qué le había pasado a Cellino. Habían estado esperando unos minutos pero no podían ver nada en absoluto.
Conforme pasaba el tiempo, Ainsley se sentía cada vez más ansiosa.
—¿Quizás debería visitar a Cellino? Aunque aumenté su nivel de suerte para que no muriera, ¡esa cosa de Pegaso también tenía una suerte desafiante al cielo!
Ainsley aún no había controlado el nivel de suerte de Vallan porque todavía estaba reponiendo la energía gastada para aumentar la suerte de Cellino.
Sin embargo, ya que la pelea entre los dos no parecía que iba a terminar pronto, Ainsley se preocupó una vez más.
La bebé caminaba de un lado a otro mientras miraba el interminable cielo nocturno.
—¿Debería ir ahora y maldecir a Vallan? ¿O lo maldigo desde aquí... mi "dominio" de la suerte puede cubrir fácilmente todo este campo. ¡Debería poder controlar también la suerte de Vallan!