La sonrisa del guardia de mediana edad se endureció en ese instante. Su rostro sonriente desapareció en un abrir y cerrar de ojos, y su mandíbula cayó más rápido que su carrera.
—¿Qué? ¿Una tarjeta... para ese niño? —El guardia señaló a Ainsley con un dedo tembloroso. El shock y la incredulidad invadieron su rostro pálido-ceniza.
¿Dónde están los 6 nuevos clientes prometidos? ¿Cómo es que hay solo uno... y además es ese niño?!
El guardia miró a Jevon de arriba abajo con los ojos a punto de salirse de las órbitas.
¿Este joven está loco? ¿Realmente dejó que un niño juegue en el casino? ¿Ella es realmente quien va a apostar? ¿Este bebé?!
Sintiendo la sospecha y la incredulidad del guardia, Jevon se encogió de hombros casualmente.