—En el momento que Finley abrió la boca, Ainsley ya tenía ganas de abofetearle la cara.
—¿Extrañarte? ¡Tu culo! ¿Desde cuándo te has vuelto tan descarado? ¿No se supone que eres un hada tímida y temerosa?
Ainsley rodó los ojos con desdén. Cuanto más tiempo pasaba en contacto con Finnie, más descubría la verdadera naturaleza del hada.
—Finnie no era tímido ni temeroso. ¡En realidad es un chico hipócrita y sin vergüenza!
Ainsley chasqueó la lengua y cruzó los brazos frente a su pecho.
—¡Yesh, Ain tye extranya! —la bebé mintió sin pestañear. Por supuesto, no había ni sonrisa ni alegría en su rostro. En su lugar, puso una expresión impasible.
Los labios de Finley se contrajeron ante una respuesta tan fría.
—Vamos, ¿no podrías al menos esforzarte en tu mentira? ¡Tu querido mejor amigo hace tanto por ti y tú le das la espalda!