—Mi señora, es impactante que ella sea la hija del Conde Harlow —comentó Amelia mientras ayudaba a Isla a llegar al dormitorio.
—¿Lo es? —Isla la miró.
—Mi señora tenía trece años cuando la capital hablaba de ello. El Marqués Salazar demandó al Conde Harlow por enviar a su hija a matarlo en la corte imperial de justicia. Todos conocían al marqués como un hombre lujurioso, y el Conde era casi un noble caído, por lo que era obvio que vendió a su hija ilegítima de dieciocho años —Amelia le narró.
—¿Cómo es que el conde todavía tiene su título?
—Vendió a su hija legítima al marqués como compensación. Dado que él y el marqués tenían un contrato, fue correcto que lo hiciera, aunque fue triste y malo.
—¿Entonces sientes lástima por Olivia? —preguntó Isla, lo que hizo que Amelia guardara silencio por un breve momento.
Luego respondió —Su pasado es lamentable, pero no justifica lo que le hizo a mi señora. Mi señora tiene sus propios sufrimientos pero no puede verlos.