Después de que Lily dejara la habitación de la duquesa, Isla suspiró aliviada mientras continuaba acariciando su vientre de embarazada.
—Hubiera sido lindo si tu padre hubiera sido como tu abuelo. Celebrando mi primera patadita... —Isla se rió entre dientes porque aún no podía comprender ni imaginar a su padre haciendo eso.
—Eso me hace anticipar la tuya, pero tal vez no tengamos una fiesta para eso, bebé. En cambio, tu medio hermano podría tenerla. —Isla volvió su mirada hacia la ventana. Su mirada estaba nublada, como si recordara algo de su segunda vida.
Fue otra deshonra que su esposo le trajo en este ducado. Pero ese mismo día, llegó un hermoso regalo, y era del pequeño en su vientre.
—Me pregunto si será en ese día... —murmuró aturdida. De todos modos, mientras su bebé finalmente le dijera hola, sin importar el día, ella sería feliz.
Amelia entró a la habitación justo a tiempo para ver a su señora en un sopor. Luego suspiró mientras se preguntaba qué hacer para que su señora saliera de ese piso vacío.
Habían pasado dos meses desde que su señora había salido al exterior, y estaba preocupada. Su señora sí daba paseos por el piso, pero Amelia sentía que no era suficiente.
Ahora que el duque se casó con su amante, no se queda en este piso que es para los señores del ducado. En cambio, duerme en la habitación de esa amante. La única vez que Amelia ve al duque en el piso es cuando trabaja en la oficina. Simplemente pasa por su lado sin preguntar por la duquesa, como si ella fuera invisible para él.
Los sirvientes también tratan a la duquesa de la misma manera.
Aparte de venir a entregar las comidas, ningún sirviente viene a este piso de nuevo. Todos están siempre ocupados alrededor de la amante como si ella fuera la verdadera duquesa del ducado de Hayes.
—Mi señora, ya que la doctora Lily dijo que estar adentro casi todo el tiempo no es bueno para el bebé, ¿por qué no sale al jardín? Las flores están abriéndose poco a poco, y quién sabe... el bebé podría patear, en su primer florecimiento completo, —sugirió Amelia. El bebé era la debilidad de su señora. Con suerte, la escucharía.
—...Está bien, —escuchó su respuesta un momento después, y pudo ver a su señora sonriendo.
Emocionada, rápidamente consiguió una bata de salida para que la duquesa se la pusiera y la ayudó a sentarse suavemente en la cama.
Isla se rió de la emoción de Amelia y comentó:
—¿Estás contenta de que deje este lugar?
—Sí, mi señora. Odio que la gente haya olvidado a la verdadera señora de este lugar. Esta es también una oportunidad para que mi señora establezca su influencia de nuevo, —Amelia estaba determinada a cerrarles la boca a esos sirvientes chismosos.
—Está bien Amelia. —Ajustando la bata en su cuerpo, Isla sacudió la cabeza con una sonrisa, y salieron de la habitación.
Al igual que las palabras de Amelia, no hay sirvientes en este piso, pero Isla no estaba triste por el cambio, ya que era igual que en su vida anterior.
Solo Amelia estaba con ella en este piso.
—El duque se ha vuelto más suave y gentil desde que se casó con la señora.
—Sí, recuerdo que estaba un poco asustada de servirle cuando solo estaba la duquesa en el ducado.
—Así es. Es obvio que le gusta la señora y no a la duquesa.
—Ahora que lo pienso... ha pasado mucho tiempo desde que he visto a su gracia.
—Escuché que siempre está en su habitación sin salir.
—¿No sabes que su gracia siempre duerme con la señora?
—¿Así que nadie está en ese piso aparte de la duquesa?
—Amelia —sosteniendo las manos de Isla, hizo una pausa y apretó los dientes ante esas empleadas—. Una vez más están hablando a las espaldas de la duquesa sin miedo.
—Mi señora... —la miró preocupada.
—Está bien, Amelia —Isla sonrió a la otra—. Esperaba esto de los sirvientes.
Los humanos son criaturas graciosas. Cuando ella era la única, estaban ansiosos por servirle. Incluso si no tenía el amor del duque, tenía su confianza y respeto como la señora y duquesa del ducado de Hayes. Pero ahora otra mujer llegó, y cambiaron de bando inmediatamente.
—Parece que ser amada por tu esposo es el arma más grande para que una mujer gobierne en su hogar —murmuró Isla mientras apretaba la mano de Amelia para reanudar su caminata.
—Guau, yo no... —la charla se detuvo cuando las empleadas miraron con los ojos muy abiertos a la persona que no esperaban que bajara de su habitación.
—Y-Su gracia... —hicieron una reverencia, asustadas y nerviosas de que la duquesa pudiera haber escuchado sus palabras.
La duquesa no dijo una palabra, haciendo pensar que no haría nada hasta que oyeron su suave voz.
—Amelia, después de mi paseo, llama a Spencer para mí.
Isla no miró en su dirección y continuó caminando, sin importar sus palabras hirientes.
—Creo que la disciplina en el ducado ha sido demasiado relajada que las empleadas podrían chismear sobre su poco favorecida duquesa en lugar de hacer sus quehaceres —las empleadas se estremecieron ante sus palabras afiladas y directas.
—Sí, mi señora —una vez que la duquesa desapareció de su vista, levantaron el cuerpo y se pusieron de pie.
—Y-Tú no crees que la duquesa nos removerá como empleadas? —una preguntó, claramente asustada, ya que era el único trabajo que podía sostenerla a ella y a su familia.
—E-Ella no puede hacer eso. N-No dijimos nada malo... No puedo perder este trabajo —otra lloró.
La última se mordió las uñas de la ansiedad, ya que ella tampoco podía perder su trabajo como empleada.
¿Quién iba a saber que la duquesa, que no hizo un sonido cuando su esposo se casó con otra mujer, saldría ahora de su habitación?!
Se quitó las uñas despintadas de los dientes y se volvió hacia sus compañeras empleadas.
—Tenemos que ver a la señorita Olivia... quizás ella podría suplicar a la señora, y la señora podría también suplicar al duque por nosotras —ese era el único plan que podía venirle a la mente en esta situación.
—¿P-Pero funcionará? —una de las otras dos preguntó, hesitantemente.
—Por supuesto. Después de todo, ¿qué puede hacer la duquesa? Ella no tiene el amor del duque, y la razón por la que el duque la mantiene es por su hijo en su vientre —dijo, con un tono de autosuficiencia en su voz.
—¿De verdad?
—Sí, espera y verás. Después de que ella dé a luz, ya no será la señora de este ducado.
—Y yo podré mantener mi trabajo como empleada —sonrió, y sus hombros se relajaron, como si estuviera segura del futuro.
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Rápido anuncio chicos, ahora las actualizaciones serán de dos capítulos a la semana, debido a un pequeño inconveniente. Pero lo resolveré en poco tiempo, así que por favor tengan paciencia conmigo, lectores. Lamento mucho esta demora.😣