Alejandro y Caitlin se fueron en una carroza separada y Elliot y los otros dos en distintas carrozas. A pesar de que había cuatro carrozas estacionadas en la mansión de Delcrov, Penélope y Damien no las habían utilizado.
—¿Estará seguro? —Penélope miró a Damien, quien estaba vistiéndose el abrigo, deslizando su mano en él antes de estirarlo al frente.
Después de la última vez que intentaron aparecerse de un lugar a otro, Penélope no pudo evitar preocuparse por Damien. Verlo fuera de control y salvaje había sido difícil para ella y no sabía si podría encontrar un animal del cual él pudiera beber. La única fuente eran los aldeanos y ella no estaba lista para que Damien se lanzara en una cacería debido a su corrupción.
Ya tenían suficiente de qué ocuparse durante la semana como para agregar más complicaciones ahora.