Penélope continuó caminando, sus ojos miraban adelante entre los árboles mientras la densidad comenzaba a disminuir. Finalmente, cuando empezó a escuchar algo frente a ella, sintió un vacío en el corazón al sonido del río que fluía.
Contenta de haberlo encontrado finalmente, avistó una casa rocosa parecida a una cueva que alegró su ánimo. Ella había venido aquí y esta era la parte que faltaba en su memoria. Volviéndose, fue a hablar con Damien para notar que tres personas venían desde atrás.
Damien, notando sus ojos agrandados, se volteó. Levantó su mano para dispararle a las personas una tras otra justo en el centro de la cabeza para que cayeran en menos de quince segundos. El sonido de los disparos resonó a través del tranquilo bosque.
—Vampiros corruptos —dijo él para que ella asintiera de manera vacilante.
—¿De dónde vinieron? —preguntó ella, mirando detrás de él para asegurarse de que no había nadie.