—Puedo escuchar tu corazón —Damien pasó su dedo de nuevo hasta su cuello haciendo que ella contuviera el aliento en reacción. Acercándose de nuevo a su oído—, mi niña dulce, puedo sentir tus emociones. Dime la verdad y concederé el deseo que tu piel tanto busca ahora mismo.
Penny cerró los ojos, frunciendo el ceño cuando Damien mordió el lóbulo superior de su oreja. Con el dolor vino el placer cuando sintió su boca caliente que la succionaba. Un suspiro escapó de su boca.
—¿Te gusto? —le preguntó.
—No lo sé —Penny miró hacia otro lado para esconder el rubor que se estaba formando.
—¿Esa es otra forma de decir sí? —preguntó, mordiendo su oreja más fuerte esta vez, lo que la hizo gemir. Cuando un susurro inaudible de sí salió, una sonrisa se formó en los labios de Damien. Sus labios se estiraron a cada lado—, eso pensé —dijo, y de repente sus labios se tornaron suaves donde él besó su oreja.