```
—Grace, fuera de rabia, giró el brazo de Penny aún más hacia otro lado donde el surco en la frente de la esclava se intensificó —Damien, notándolo, miró a su mayordomo; quien estaba de pie en silencio, levantó el papel enrollado y se lo entregó—. Lleva esto a la mansión del Señor Nicolás —el mayordomo inclinó su cabeza, sin gastar otro minuto ya que se le había dado una orden, caminó hacia las puertas principales y se alejó de ellos.
—Suéltala, hermana.
—Grace inclinó su cabeza por curiosidad —¿Por qué? Ella ni siquiera sabe quién es la señora. Incluso se atreve a desafiarme.
—Entonces lo ha hecho bien —dijo Damien—, ahora déjala ir o las cosas solo se pondrán desordenadas si eso es lo que quieres.
—¿Qué vas a hacer? ¿Arrancar las cabezas de mis muñecas y quemarlas frente a mí? Ya no soy una niña pequeña —preguntó Grace, quien no había soltado el brazo de Penny mientras se mantenía detrás de la esclava.