Al día siguiente...
Era otro fin de semana y debido a eso, Su Xiaofei y Lu Qingfeng no necesitaban salir de casa para trabajar. Desde que Yun Qingrong se había mudado de nuevo a la residencia de su padre para cuidar al viejo general, su hogar se sentía un poco demasiado silencioso para el gusto de Lu Qingfeng.
Yun Qingrong ya había transferido esta propiedad, junto con sus otros bienes a nombre de Su Xiaofei y no había nada que Su Haoran pudiera hacer al respecto. No importaba cuánto intentara apelar y reclamar sus derechos inexistentes sobre ellos, ahora legalmente eran de su esposa.
Lu Qingfeng estaba leyendo un documento en sus manos mientras su esposa seguía durmiendo en su cama matrimonial. Su Xiaofei no había vomitado desde la noche anterior, pero la ligera palidez en su rostro empezaba a preocuparle.
