—¿Qué crees que Chen-ge y tu esposa están hablando? —Song Yiran empujó a Lu Qingfeng mientras se apoyaba en la barandilla del balcón de la sala de estar, sosteniendo una cerveza helada en una mano.
—No lo sé —respondió Lu Qingfeng—. Trato de no involucrarme en el trabajo de Feifei en Bluemedia. Ella sabe lo que hace, así que no me preocupo demasiado.
—¡No me refiero a eso! —exclamó Song Yiran—. Te lo dije, tenía razón. Chen-ge estaba distraído por una mujer, pero definitivamente no esperaba que fuera con él con quien la Señorita Xiao pasó una noche.
—Deja a Chen-ge en paz. No está bien que nos metamos en sus asuntos personales —refunfuñó Lu Qingfeng, como si estuviera molesto por saber que Song Yiran tenía razón desde el principio.
—Qué hiriente, Lu Qingfeng. No estaba intentando insinuar nada. Solo quiero mostrar mi apoyo a Chen-ge. Realmente es un milagro que Su Xiaofei amara a alguien como tú —Song Yiran jadeó, fingiendo estar ofendido por las palabras de su hermano menor.